Dios mediante, nos veremos en la próxima Reunión Llamas. Con estas palabras concluí la
crónica de la IX Reunión Llamas de 2007.
Llegó la fecha de la Reunión Llamas, y Zacatecas --“ciudad con rostro de cantera
y corazón de plata”-- recibió a los Llamas en su ya tradicional encuentro que
este fue año fue el número diez y se efectuó del 11 al 13 de Julio de 2008, en el Hotel El Parador (antes Aristos).
¡El vínculo familiar Llamas sigue vivo y presente!
Lo atestiguamos una vez más conforme los miembros de la Familia Llamas llegaban y se
saludaban con el viejo cariño de siempre al volverse a ver después de un año de ausencia.
¡No cabe duda que estos encuentros Llamas son emocionantes!
Sabíamos que la sede era el Hotel Casa Santa Lucía, ubicado en el Centro Histórico de
Zacatecas.
Sin embargo, hubo cambio de planes a último momento y por esa maravilla de comunicación
que es el correo electrónico, se nos informó que deberíamos arribar al hotel
El Parador.
Se hizo una cadenita y se cruzaron los correos correspondientes. Todo mundo llegamos
a El Parador.
Antes de partir de Naucalpan con rumbo a Zacatecas, Adriana, mi hija, consultó en la
Internet el pronóstico del tiempo: nublado con lluvias para Viernes y Sábado, y soleado el Domingo.
¡Ups! No importa que llueva. Será parte de la diversión, dijimos Cuquis y yo.
Y allá vamos en compañía de mi cuñado José Luis González Llamas, su esposa Rosa Marta
Mancisidor y Fernando (Fer), hijo de ambos y quien asiste por primera ocasión a estas reuniones.
No la lluvia, sí un viento frío que cala
los huesos nos recibe en la terminal de autobuses de Zacatecas. Ni modo: mientras esperamos la entrega del equipaje, me cubro
con el clásico gorro de abuelito para evitar el frío en las orejas. Como dice el refrán: ande yo caliente y ríase la gente.
Abordamos dos taxis que en un dos por tres nos conducen al hotel El Parador. ¡Primera
sorpresa: cada taxi cobra treinta pesos! ¡Qué barato!
A la primera persona que saludamos en El Parador, es a don Mario Llamas Sandoval, quien
radica en Matamoros. Después de los saludos y abrazos, nos dirigimos a la administración
del hotel a registrarnos y luego a desayunar.
En el ínterin, arriban más y más familiares.
Alrededor de las dos de la tarde y con el cielo cubierto de negras nubes que presagian
lluvia inminente, pasamos al jardín del hotel donde han instalado una carpa para protegernos en caso de lluvia y en donde
nos sirven una comida informal que transcurre entre sabrosas charlas salpicadas de entrañables recuerdos y amenizada con la
música romántica del trío Cantera y Plata.
Desde aquí empieza la Familia Llamas a entrar en calor. Con los jaibolitos, las “chelas”,
las “Micheladas” y más, ¡qué bonitas se escuchan las canciones del trío!
Animados, todos cantamos.
Bésame mucho, Solamente una vez,, Toda una vida, Gema, La gloria eres tú... y un rosario de canciones que a lo largo del tiempo ha producido
la excelente lírica mexicana, escuchamos en las “voces inolvidables” de don Javier Velasco Llamas y de don Mario
Llamas Sandoval.
Para ese momento los jóvenes han tomado el montón de fotografías. Todos hemos posado
de alguna forma u otra para ellos. También se nos ha dotado de nuestra respectiva playera con el escudo y el emblema: Orgullosamente
Llamas.
Se acerca la hora de la callejoneada y es preciso descansar un rato, de modo que los
grupos se dispersan.
Alguien grita: “¡Llegaron los autobuses!”. Y todos a bordo para dirigirnos
al centro de la ciudad donde, en la Plaza de Armas, nos espera el tamborazo zacatecano para iniciar la callejoneada. Al compás
de sus primeras melodías algunos empiezan a moverse, pero nadie se lanza a bailar. Llega Ivonne y prende la fiesta: ¡A mover
las piernitas, familia Llamas!
Inicia la callejoneada sin el clásico burrito, ¡segunda sorpresa!, que año con año, adornadito y muy mono, había portado las garrafas de tequila y mezcal que amablemente
obsequia don Javier Velasco Llamas.
Ahora a cargar las garrafas que contienen cinco litros de tequila cada una. ¡Pero no
hay de qué preocuparse: sobran voluntarios para desempeñar el honroso puesto!
Tan pronto los voluntarios llenan los jarritos
de tequila o mezcal, éstos vuelven a vaciarse. ¿Qué, mucha sed, familia Llamas?
La callejoneada está ahora pesadita, de veras. Como que se le pasó la mano al tamborazo
zacatecano al conducirnos por los empinados callejones de Zacatecas. “¡Me
rindo!”, estoy a punto de exclamar si no hubiera sido por el reanimante tequila de don Javier. Como dije, todo es parte
de la diversión. Y así, dando traspiés, deteniéndonos para tomar aire y sujetándonos unos a otros, llegamos a la última placita.
Y ahí se soltó la bailada en grande. ¿Cansados? ¡No, primo, qué va! ¡A ver, que
el tamborazo se reviente el Muchacho alegre y después todas las que quieran que al cabo para bailar me pinto solo,
decía por ahí algún alguien.
Termina el tamborazo y pasamos a devorar la taquiza y el rico café de olla que para esta
hora de la noche sabe a toda máquina. Continúan las charlas y los recuerdos se
hacen interminables. Afortunadamente no llueve y aunque hay nubarrones la luna sale a saludarnos. ¡Qué bonita te ves luna
creciente, si hasta te pareces a la de Guadalajara!
Caminamos al filo de la medianoche hacia la
Plaza de Armas para abordar los autobuses de regreso al hotel. Buenas noches. Mañana será otro día.
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¿En qué año iniciaron las reuniones Llamas?, le pregunto a Beatriz Llamas Martínez,
entusiasta organizadora de los Encuentros Llamas.
--Iniciaron en 1997, en la ciudad de Zacatecas, y asistieron aproximadamente 35 personas.
--¿Algún recuerdo agradable o desagradable de esta primera reunión?
--El recuerdo más agradable fue haber visto reunida a mi familia que no había visto en
muchos años.
--¿Qué te motivó a realizar esta primera reunión y las subsiguientes?
--Hubo varias razones y una de ellas creo que fue la nostalgia de recordar a mis familiares,
a mis abuelos que adoré, a mis tíos y primos. También recuerdo los veranos que en mi niñez pasábamos cada año en casa de mis
abuelos paternos donde también nos reuníamos con otros primos que igualmente los enviaban de vacaciones. Ver que mis hijas
y demás sobrinos,
que por motivos de distancia no habían tenido la oportunidad de convivir tan de cerca con el resto de la familia. Pero también
fue el hecho de sentirme orgullosa de mis padres y la manera en que siempre como familia nos han mantenido unidos y siempre
orgullosos de llevar nuestro apellido. Cabe mencionar que al empezar a navegar por el Internet, descubrí que había muchos
más Llamas de los que yo jamás hubiera imaginado y decidí que sería interesante tratar de reunir a todos los Llamas posible
y tratar de encontrar si existía un parentesco. Afortunadamente me encontré con el correo del ingeniero Jesús Llamas Zamora,
una personas que ha dedicado muchos años en la investigación de las raíces y árbol genealógico de las Familias Llamas y que además ya cuenta con
un interesantísimo sitio: www.familiallamas.com donde ofrece mucha información de las Familias Llamas e igualmente pueden aportar.
--Tengo entendido que hubo una reunión en Guanajuato. ¿En qué año y por qué en Guanajuato?
--Fue en el año 2000 ya que en la anterior reunión, la de 1999, la hija del ingeniero
Jesús Llamas Zamora había participado en representación de su padre y nos invitó para que la siguiente reunión fuera en Guanajuato,
a lo cual todos acordamos. Excepto esta de Guanajuato, no ha habido reuniones en otra parte de la República.
--¿Cuál ha sido la más nutrida de las reuniones?
--No puedo recordar en qué año, pero tuvimos una donde contamos con la participación
de aproximadamente 95-105 personas.
--¿Han venido mejorando las reuniones o han conservado el estándar?
--Sin duda alguna, cada año han venido mejorando las reuniones.
--¿Algún otro comentario que desees agregar?
--Una de las satisfacciones más grandes de estos Encuentros Llamas, es ver la alegría con la que todos nos volvemos a ver cada año, así como los que por primera vez participan
y prometen regresar. Pero aún más importante es que a pesar de la distancia, existe un gran cariño entre todos los participantes
y cómo cada uno podemos decir que nos sentimos “Orgullosamente Llamas”.
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Una vez bien desayunaditos el Sábado 12, y
portando la playera que ahora es de color negro, otra vez a los autobuses. Destino: el convento de Guadalupe, en el municipio
del mismo nombre, con escala en el Centro Platero.
El nombre completo de este centro es: Centro Platero Artesanal de Zacatecas y fue constituido
por decreto del 20 de Septiembre de 2006, firmado por la hoy gobernadora Amalia García Medina. El Centro tiene por objeto
“fomentar y promover el desarrollo de la actividad artesanal en el estado”.
El Centro Platero se localiza en la ex hacienda de Bernárdez, que perteneció al capitán
Ignacio de Bernárdez, alcalde ordinario y teniente corregidor.
Y copio de la Internet:
“En la ex hacienda de Bernárdez, ubicada en el municipio de Guadalupe, Zacatecas, desde 1988 funciona un taller-escuela
apoyado por un patronato que proporciona los recursos para su funcionamiento. En el taller, plateros ya consagrados comparten
sus secretos con las nuevas generaciones interesadas en descubrirlos y dominar las técnicas de la plata: el proceso de la
cera perdida, la fundición, el pulido, el vaciado, la joyería, la orfebrería y tantos otros saberes.
“Cualquiera que sea la técnica de elaboración empleada en esta escuela, el resultado es especial ya que cada
pieza se termina de forma artesanal, lo que le da un toque único. Además, todas las obras poseen una elegancia propia, sean
piezas únicas, ornamentales o utilitarias.
“A lo largo del año, los artesanos fabrican joyería femenina muy fina y original que tiene gran demanda entre
los clientes. Charolas, centros de mesa, así como marcos de diferentes medidas también son muy solicitados y están inspirados
en la herrería de la bella ciudad de Zacatecas. Asimismo, sobre pedido elaboran piezas especiales, tanto en tamaño como en
diseño. Vicente Loera, Miguel Ángel Núñez y Jesús Núñez Estrada son los mejores plateros de este taller de la ex-hacienda
Bernárdez.
“Los tres plateros recibieron el Premio Fomento Cultural Banamex, por su excelente
trayectoria artesanal y, sobretodo, por la calidad con que ejecutan su tarea”.
Hasta aquí la cita.
Gentilmente los plateros explican a la familia Llamas cómo se elaboran estas bellas piezas
de plata, algunas de las cuales adquieren las paseantes para lucirlas después
en dedos, muñecas, orejas y cuello, y como recuerdo de su visita al Centro Platero Artesanal.
Llegamos al convento de Guadalupe, situado en Jardín Juárez Oriente s/n. A esta hora
de la mañana el sol está en su apogeo y se antoja algo fresco. Por ahí venden higos, ciruelas y peras, que devoramos con fruición.
Frente al edificio, los dos guías explican que
los frailes franciscanos Antonio Margil de Jesús, Pedro Manuel de la Concepción Urtiaga y José Castro fundaron el convento
en 1707, y desde aquí salieron los primeros propagadores de la fe católica hacia el norte de la Nueva España y sur de lo que
hoy son los Estados Unidos de América.
--Estamos --dijeron los guías-- ante un monumento que tiene 301 años de antigüedad y
guarda una enorme riqueza cultural. Favor de no tomar fotos con flash, fue una de las recomendaciones. Otra, que formaríamos
dos grupos para escuchar mejor las explicaciones.
Nos pasan por la báscula antes de entrar al convento: debemos depositar bolsas y otros
objetos en los casilleros respectivos.
Sin carga, iniciamos la caminata por los pasillos
de la pinacoteca, que ahora luce completamente renovada a como la vi muchos años atrás. Se nota que la dependencia que tiene
a su cargo el museo ha trabajado duro para darle esta nueva cara. ¡Qué bien!
Imposible recorrer todas las salas con el tiempo que tenemos disponible. Admiramos las
magníficas pinturas de los siglos XVII y con sumo interés seguimos los comentarios de los guías. Cuando ustedes, amigos, visiten
Zacatecas, por favor visiten el Convento de Guadalupe. Es una visita obligada.
Un must, dirían los vecinos del norte.
Abandonamos el convento para seguir nuestro viaje de regreso a Zacatecas, pero antes
nos toman la foto del recuerdo. 59 sonrientes y felices miembros de la familia
Llamas aparecen en la foto, sin contar a los que por alguna razón no están presentes a la hora del “diga whisky”.
Paran los autobuses en pleno centro de la ciudad y
nos dirigimos a comer a un restaurante de cuyo nombre no quiero acordarme. Este fue el único prietito en el arroz de
toda la magnífica Reunión Llamas. A otra cosa, mariposa.
Después de la comida, tarde libre. Unos regresan al hotel a descansar, otros prefieren ir de compras, a curiosear, en fin.
Cuquis, Adriana, Gabi –la tercera de mis hijas que radica en León y que por primera
vez asiste—y un servidor, compramos dulces y otros recuerdos, y abordamos uno de los autobuses que por cuarenta pesos
lleva al turista a un recorrido por los principales puntos de la ciudad de Zacatecas, que cada año me parece más bella que
el año anterior.
Cuquis, Adriana, Gabi –la tercera de mis hijas que radica en León y que por primera
vez asiste—y un servidor, compramos dulces y otros recuerdos, y abordamos uno de los autobuses que por cuarenta pesos
lleva al turista a un recorrido por los principales puntos de la ciudad de Zacatecas, que cada año me parece más bella que
el año anterior.
Estamos de vuelta en El Parador. Son las 21, hora de la cena-baile. ¡Santa Cachucha,
qué veo: mangos aquí, mangos allá! Son las beldades Llamas, en compañía de sus respectivas familias, que lucen preciosos vestidos
y derraman fragancias de Chanel Núm. 5. También los caballeros impecables despiden
aromas de Hugo Boss.
Beatriz da la bienvenida oficial: agradece la asistencia de los presentes, evoca a los
ausentes y se conduele por quienes durante el año sufrieron enfermedades y por aquellos que pasaron a mejor vida. Presenta en seguida a quienes asisten por primera ocasión: Fernando González Mancisidor, y Gabriela
Vázquez González, así como algunos invitados que vinieron desde Brownsville, Texas.
Inicia la cena. El simpático animador Hugo Vozz
recorre las mesas e invita a cantar al que se anime. Son varios los que
toman el micrófono: Javier, Rosita, Rocío, Mario, José Luis, Samantha, Beatriz,
Adriana y un largo etcétera.
¡Tercera sorpresa: ahora no hubo elección de reina ni de rey!
Suenan los primeros compases de la cumbia y la pista se llena de parejas ansiosas de
disfrutar el aquí y ahora. ¡Familia Llamas: A mover la colita, a mover el botecito, a mover el esqueleto, a mover el cubo,
como dice mi maestro de baile!
Después de horas de sudar la camiseta con tanto meneo, llega el turno para las jovencitas
y jovencitos que cantan las canciones en boga y algunas que ya no lo son tanto. El caso es desfogar la energía que traemos
acumulada y compartir la alegría de esta noche inolvidable.
Son las tres de la mañana. Termina el baile; continúan las charlas. Algunos se fueron
a dormir a las seis. Otros más temprano porque el viaje de regreso es inminente.
El desayuno del Domingo da pie para comentar lo que vivimos este increíble fin de semana
y para agradecer a Beatriz el enorme esfuerzo que realiza para llevar a cabo los Encuentros Llamas. Risas, saludos, tristezas.
Ni modo. Debemos partir. Aquí se rompió una taza y cada quien para su casa.
Fotos: Adriana Vázquez González y Beatriz Llamas Martínez.
Texto: Carlos Vázquez Escobar
Carvaz50@hotmail.com
Naucalpan de Juárez, Edo. de México.
18 de Julio de 2008.
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